martes, 1 de julio de 2025

HERBARIA- Entrega final

 Tomé las fotos a lo largo del crecimiento de la planta, acompañando sus cambios y registrando cada etapa con atención. Me interesaba jugar con los contrastes —de formas, texturas y luces— para resaltar su transformación viva. Pero también decidí dejar que la planta muriera, y retratar ese proceso final. Quería observar cómo el cuerpo vegetal se modifica al secarse, al caer, al volverse otra cosa. Así, el registro no solo habla de vida, sino también de su pérdida, del paso del tiempo y de lo que permanece.


Link de entrega directo a YouTube: Video herbaria- Victoria Conti




CUESTIONARIO

 


La imagen muestra una de las obras más reconocidas de la fotógrafa holandesa Rineke Dijkstra, perteneciente a su célebre serie “Beach Portraits” (1992–1996), en la cual retrata adolescentes y jóvenes en playas de diferentes partes del mundo. La fotografía presenta a una joven de pie en la orilla del mar, capturada con una nitidez extraordinaria y un encuadre sobrio, característico del estilo documental y frontal de Dijkstra. Se evidencia el uso de una cámara de formato medio con un objetivo de focal media‑larga, una apertura moderada (probablemente f/8 o más cerrada) y una velocidad que permite congelar la postura sin perder información del entorno.

La iluminación es natural, sin manipulaciones visibles: la luz suave y difusa proviene de un cielo nublado, actuando como una fuente envolvente que modela al sujeto sin generar sombras duras. La elección de la hora del día y el clima nuboso no es azarosa, ya que responde a la búsqueda de una uniformidad casi clínica en la luz, para que ninguna condición externa desvíe la atención del cuerpo y el gesto de la persona retratada.

Desde el punto de vista compositivo, el encuadre es frontal y centrado. El sujeto se encuentra aislado, de pie, con una postura ligeramente rígida, mirándonos con una expresión ambigua: entre el desafío y la vulnerabilidad. Se trabaja con fondo marino despojado, sin elementos accesorios, lo que permite un foco absoluto en el cuerpo, la actitud y los signos del pasaje.

En cuanto a su uso y finalidad, se trata de una obra artística y documental, que ha circulado en museos, galerías y publicaciones especializadas. Su uso es profundamente reflexivo.

La imagen pertenece al género del retrato, trabaja en los márgenes del testimonio visual. Aun siendo una toma directa, se podría hablar de una ficción leve, en tanto hay una construcción clara: el encuadre fijo, la pose, la distancia entre la cámara y el sujeto. Es una imagen icónica, parte de una serie que se volvió central en la fotografía contemporánea de los años noventa por su manera de abordar la adolescencia como territorio incierto.

En cuanto a su calidad e importancia, la imagen es muy buena y significativa, tanto por su factura técnica como por su capacidad de generar reflexión. No busca agradar ni impactar con espectacularidad; más bien conmueve desde su aparente frialdad. Nos propone mirar, sin juzgar, a sujetos que se nos presentan tal como son, en su contradicción, en su humanidad palpable.

A nivel personal, esta fotografía me conmueve por lo que dice sin palabras. La chica no parece querer llamar la atención, pero tampoco se esconde. Hay algo en su postura, en esa mezcla de rigidez e incomodidad, que me resulta muy real; como si estuviera intentando entender quién es, sin tener todavía todas las respuestas. Esa incertidumbre, esa honestidad tan cruda, me parece profundamente humana.

HERBARIA- Entrega final

 Tomé las fotos a lo largo del crecimiento de la planta, acompañando sus cambios y registrando cada etapa con atención. Me interesaba jugar ...